Archivo 2005-2020

He escrito notas y ensayos cortos en internet desde 2005, primero solo en blogs, luego también en redes sociales. Por diferentes razones, estas entradas se sienten distantes. Quería empezar un blog nuevo sin seguir arrastrándolas, pero no quería borrarlas, así que las colecciono aquí.

  • La desigualdad es una distancia

    En su investigación doctoral, el sociólogo Jonathan J.B. Mijs encontró un fenómeno interesante: mientras más desigual es un país, más sus habitantes creen en la idea de la meritocracia: que el éxito financiero viene del trabajo duro, y la pobreza, de la falta de esfuerzo. 

    Mijs observa que las personas que se encuentran “en ambientes con más diversidad socioeconómica y racial” tienen más oportunidades de notar cómo factores como “el ingreso familiar, el género o el color de piel” influyen en las vidas de las personas y en los resultados que obtienen.

    El problema es que la desigualdad económica ha seguido aumentando y, con ella, la segregación socioeconómica. Más personas viven rodeadas solo de su misma clase social, y si son de clase media o ricas, se vuelven más propensas a decir que quienes no lo son no se esfuerzan lo suficiente.

    As the gap grows wider, other people’s lives are harder to view. Rising inequality prevents people from seeing its full extent.

    Mientras más aumenta la brecha entre los pobres y los demás, Mijs escribe, más difícil es para la gente no solo ver cómo se diferencian las vidas de los demás, sino notar la amplitud de la brecha. Notamos menos las injusticias que afectan a otros, y la desigualdad sigue empeorando.

    Como escribí en otra entrada, como no podemos obligar a nadie a existir en un ambiente más diverso, quizá la narrativa sea una alternativa para exponer a más personas a las realidades que no ven.

    Inequality is getting worse, but fewer people than ever are aware of it
    Jonathan J.B. Mijs [The Conversation]

  • Uno puede creer cualquier cosa sobre la humanidad si nunca habla con nadie

    Hace una semana, un terrorista atropelló y mató a diez personas en Toronto porque las mujeres no le dan sexo.

    El hombre se identificaba con los “incels” (de “involuntariamente célibes”), hombres que se consideran víctimas de una desigualdad sistémica en el acceso al sexo. Dividen a las mujeres en “Stacys” —las mujeres más atractivas— y “Beckys” —el resto—, pero odian a ambas por igual, porque todas, según ellos, quieren estar solo con el 20 % de los hombres más deseables. Piensan que las Beckys deberían querer estar con hombres como ellos, pero que no les hacen caso porque todas las mujeres son superficiales y tienen los egos trepados.

    ¿Cómo alguien podría creer que todas las mujeres pueden categorizarse así, en dos grupos (y para colmo tan terribles)? ¿Y que no hay hombres, también, de todas las formas y los aspectos que tienen pareja y/o sexo?

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  • Víctimas con nombre

    Víctimas con nombre

    En los últimos días de enero, cuando Trump acaba de asentarse en la Casa Blanca y las alusiones al nazismo en los medios sociales habían subido exponencialmente, visité el Museo de Recordación del Holocausto de Estados Unidos dos veces.

    El Museo del Holocausto es un museo sobre la empatía. El tema se repite, explícito e implícito, por todas las exhibiciones. La librería al salir está llena de títulos sobre la empatía y sobre la deshumanización. De hecho, todo el recorrido de la exhibición principal funciona como un experimento sobre la creación de empatía: en el vestíbulo, cada visitante agarra un librito, una “tarjeta de identidad” que cuenta la historia de una persona real durante el holocausto. Los libros están divididos en figuras masculinas y femeninas, para que cada visitante escoja a una persona de su género.

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  • La narración y la persuasión

    Foto por Patrick Tomasso vía Unsplash

    “No leas los comentarios” se ha vuelto un consejo vital no solo porque los comentadores suelen representar a una parte de la población ignorante y llena de odios y prejuicios, sino porque sugieren que todo es fútil.

    ¿Por qué toda la evidencia, los datos, no sirven de nada? El año pasado esta pregunta se puso de moda internacionalmente, primero con el “Brexit” y luego con la elección de Donald Trump. En ambos se vio la autocomplacencia y, luego, el fracaso de un grupo seguro de que tenía a su favor todos los datos, los expertos, la razón, sin ocurrírsele que una parte de la población o no estaba enterada de nada o había estado leyendo todo lo opuesto.

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  • “Mucho cuponero y poco trabajador”

    “Mucho cuponero y poco trabajador”

    En octubre, Xavier Valcárcel contó algo en Facebook:

    Esta mañana en la parada de la guagua en Loíza, un señor vino desde el otro lado de la calle casi directo a donde mí a preguntarme la hora. Él no me reconoció. O sí, y quizás por eso se acercó. Fue mi maestro de Álgebra en 10 y de Precálculo en 12. El mismo al que le dije en grado 12 que me aceptaron en la Escuela de Arquitectura de la UPR y no me creyó. El mismo que nos dijo “brutos” tantas y tantas veces, que por ratos nos lo creímos. Miré mi celular y le dije. Luego me fijé en que él traía reloj. Entonces dijo: “Vaya, ¿tanto teléfono pa estar a pie? Por eso este país está jodío. Mucho cuponero y poco trabajador”. Yo solo me quedé mirándolo. No estaba solo. Seguido, me reí para no contestarle. Éramos 8 personas esperando la guagua. Nos miró a todos. Conmigo se tardó un poco más.

    Recuerdo que lo leí en una fila de dos horas en la colecturía de Hato Rey y le di save post inmediatamente. En parte, el contexto que me rodeaba me hacía aún más receptivo a la anécdota. Las filas en oficinas de gobierno en Puerto Rico son lugares de conversación sobre política —pero, por supuesto, de la superficial de siempre, donde cada persona repite clichés de “analistas” de la radio y reitera formas simplistas y agujereadas de imaginar el resto del mundo, muchas basadas en anécdotas mal recordadas de algún familiar que ha vivido fuera de la Isla.

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  • “Sociólogos de pacotilla”

    “Sociólogos de pacotilla”

    En El Nuevo Día, Arys Rodríguez Andino entrevista a tres investigadores para desmentir directamente punto por punto todos los clichés y mitos que la gente repite en los comentarios cuando se habla de pobreza. Un sociólogo, un economista y una profesora de trabajo social usan datos y argumentos lógicos: las ayudas no dan para vivir, la gente quiere trabajar pero no encuentra trabajo, o sí trabaja pero “sigue bajo el nivel de pobreza porque el salario no es suficiente para salir de ahí”.

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  • La negación de la pobreza

    La negación de la pobreza

    En El Nuevo Día, Gloria Ruiz Kuilan escribe sobre las dificultades de las madres solteras que reciben el PAN. En el primer comentario, alguien pregunta si sería justo que se les multiplicaran las ayudas a estas personas que no trabajan. (Una de las madres entrevistadas trabaja limpiando habitaciones en un hotel, y la otra, en un restaurante de comida china).

    En el segundo comentario, la misma persona añade que si van a darles las ayudas, al menos deberían hacer un grado asociado o bachillerato. (Una de las entrevistadas tiene un grado asociado en ciencias de enfermería, y la otra, un bachillerato en Justicia Criminal).

    Más abajo, otra persona dice que una de las entrevistadas está gordita porque come mucha comida rápida, que debe comer saludable. (Alguien le señala que comer saludable es más caro). Otra persona que tampoco leyó el artículo comenta: “¿Si yo no me preparo profesionalmente y me va mal […], la vida es injusta?”, y asegura que las cosas salen bien cuando te educas.

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  • Algunas razones para publicar algo en Internet [notas de 2009]

    Una noche surreal en 2009, fui panelista en un foro sobre el futuro de la crónica junto a Edgardo Rodríguez Juliá y Mario Alegre Barrios. Los organizadores, estudiantes de un curso de periodismo de Sagrado Corazón, me invitaron a hablar sobre el papel de Internet en ese futuro por mi trabajo con Derivas. Durante las horas, porque el tema seguía resurgiendo, Rodríguez Juliá y Alegre Barrios sostuvieron que la mayoría del público no está interesado en leer crónicas y, querámoslo o no, los periódicos dependen de la buena circulación, así que tienen que publicar lo que las masas quieren leer. Estoy de acuerdo. Pero, dado esto,  fue absolutamente ridículo, una falta grave de mi parte, que no lo señalara como un argumento a favor de Internet: que una revista electrónica puede publicarse con un presupuesto menor, así que puede responder a nichos más estrechos (por ejemplo, el mercado de los pocos lectores de crónicas y buen periodismo narrativo).

    Eso no fue lo único que no dije. Por razones personales y que no vienen a cuento, esa fue una época extraña para mí, no me preparé bien, y mi contribución al panel fue mínima. Mi participación esa noche sigue siendo un recuerdo vergonzoso. Por eso unos meses después organicé mis notas, añadí algunos puntos, y me resolví compensar por esa noche escribiendo algo.

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  • “¿Por qué no se ponen a sembrar?”

    La gente siempre en los artículos relacionados con el PAN: “Lo que tienen que hacer es ponerse a trabajar. ¿Por qué no se ponen a sembrar? He visto que siempre están buscando gente para eso y parece que nadie quiere. No tienen incentivo por el mantengo”.

    Este hombre: “Yo busco trabajo por todas partes, he sembrado hasta café y la paga es una miseria que no da para salir del PAN”. 

    Tipo de abajo: “Esas son excusas baratas, ¿por qué no te has puesto a estudiar? Eso de seguro te va a ayudar, lo sé porque yo conozco ingenieros que hacen lo contrario de lo que estudiaron”. 

    (¿En serio no ve la ironía? ¿Y en serio la gente no entiende que no todo el mundo tiene las circunstancias para ponerse a estudiar?)

    (Me da curiosidad eso de un ingeniero que hace lo contrario de lo que estudió. ¿Está haciendo demoliciones?)

  • Sobre cuándo callarse la boca

    Esto viene de Humans of la iupi:

    En este intercambio están resumidas todas las instancias en que un bocón sabelotodo le explica a alguien que sus problemas/pobreza son culpa suya porque debió hacer esto o lo otro, sin saber de qué está hablando. Pero, más que el hecho de que esta persona hablara sin saber, me llama la atención que su sugerencia sea tan obvia y lógica: si el primer piso se inundaba, debieron dejar las cosas importantes arriba siempre, es obvio, hay que ser bien bruto para no pensar en eso…

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